Protocolo de Kyoto
El Protocolo de Kyoto tiene como finalidad reducir la emisión de gases que causan el efecto invernadero.
El acuerdo ambiental, firmado en la ciudad de Kyoto (Japón) en 1997, exige que los países industrializados reduzcan sus emisiones de ese tipo de gases en un promedio de 5% entre los años 2008 y 2012, con relación a las emisiones registradas en 1990.
34 países industrializados, en su mayoría europeos, se comprometieron a cumplir determinadas metas.
Para que el protocolo entrara en vigor, debía ser ratificado por los países industrializados causantes del 55% de las emisiones de estos gases.
Cuatro de los 34 países originales no lo han ratificado: Estados Unidos (responsable por el 36,1% de las emisiones entre los países industrializados en 1990), Australia (2,1%), Liechtenstein (0,001%) y Mónaco (0,001%).
Estados Unidos firmó el acuerdo pero no lo ratificó, por lo que su adhesión fue sólo simbólica hasta el año 2001. Bush se retiró del protocolo, no por no compartir la idea de fondo de reducir las emisiones, sino porque considera que la aplicación del Protocolo es ineficiente e injusta al involucrar solo a los países industrializados y excluir de las restricciones a algunos de los mayores emisores de gases en vías de desarrollo (China e India en particular), lo cual considera que perjudicaría gravemente la economía estadounidense.
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